Qué hacer y qué no hacer para los jóvenes aspirantes a empresarios
Desde que el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, ganó su primer millón, cada vez son más los jóvenes aspirantes a empresarios que deciden ser sus propios jefes y lanzar sus propios negocios nada más salir de la universidad.
Pero ser un joven empresario no es fácil: la mayoría no tiene la menor idea de por dónde empezar, le cuesta elaborar planes de negocio adecuados y tiene que luchar constantemente contra los prejuicios debidos a su edad. Aunque superar estos retos forma parte del trabajo, hay algunas cosas que los jóvenes empresarios pueden hacer (o no hacer) para asegurarse de que las cosas vayan lo mejor posible desde el principio.
Para conocer algunas de las cosas que deben y no deben hacer los jóvenes aspirantes a empresarios, siga leyendo a continuación.
Hazlo:
Investigar. Lo primero y más importante es que los jóvenes empresarios deben investigarlo todo. Esto incluye la investigación de su mercado objetivo potencial, si el producto o servicio ya existe, la competencia, los costes aproximados e incluye la investigación de los inversores. No hay nada más embarazoso que tener una reunión con inversores y no saber nada de ellos: puedes despedirte de tus fondos. Así que haz tus deberes y prepárate en todos los aspectos de tu negocio.
Utiliza las redes sociales para promocionar tu negocio. Los jóvenes empresarios tienen una ventaja sobre los mayores: lo saben todo sobre las redes sociales. Ya sea a través de Facebook, Twitter, una página de blog o algún otro sitio, utiliza estas fuentes y tus conocimientos tecnológicos para promocionar tu producto o servicios y dar a conocer tu nombre.
Deshazte de las deudas anteriores. Si pidió una cantidad considerable de préstamos para pagar su educación universitaria, es muy recomendable que se desprenda de las deudas antes de decidirse a emprender su negocio. Es muy posible que necesites utilizar tarjetas de crédito para cubrir los gastos iniciales del negocio, pero si no has saldado tus deudas anteriores, los cobradores te acosarán. Además, si contrata una tarjeta de crédito sin deudas, lo más probable es que aumente su límite de gasto.
No lo hagas:
Consumirse con la vida universitaria. Los recién licenciados a veces olvidan cómo trazar la línea entre la vida empresarial y la vida universitaria; tampoco es de extrañar, la transición del mundo universitario al laboral es difícil para la mayoría y no se produce de la noche a la mañana. Pero es imprescindible que intentes hacer la transición lo más rápido posible. Es decir, ahora eres un graduado: cuida tu forma de vestir y de hablar con clientes, inversores y proveedores. Tampoco dejes que tu antiguo estilo de vida universitario (como salir de fiesta y beber hasta altas horas de la noche) afecte a tu negocio de ninguna manera.
Contratar a amigos. Muchos jóvenes emprendedores recurren a sus amigos para que les ayuden a poner en marcha su negocio porque trabajarán por poco o nada. Hay que saber que esto es un gran riesgo que se corre y que no se debe hacer a menos que se esté dispuesto a perder a esa persona como amigo para siempre. Si tiene un presupuesto ajustado, intente contratar a becarios que trabajen gratis o recurra a la subcontratación.
«Alabear» su discurso. Por último, y probablemente lo más importante, no improvise su discurso ante los inversores de capital riesgo. Ensaya lo que vas a decir. Conseguir su apoyo es probablemente la única manera de lanzar su negocio. Tu entrevista y tu discurso determinarán si merece la pena avalarte o invertir en ti, así que practica lo que vas a decir. Es posible que quieras recurrir a un amigo imparcial para que te ayude en este aspecto y vea lo que piensa de tu discurso. Además, prepárate para abordar los puntos débiles de tu plan (ningún plan es perfecto): los inversores de capital riesgo no tardarán en señalar tus puntos débiles. Es tu responsabilidad convencerles de que esos puntos débiles no serán un problema.